Pensándote,
en mis eternos silencios
te escucho,
en tus bellos y tiernos versos,
tu palpitar
me llega, desde lejos
sufro hoy,
por tus congojas y cilicios,
Siento
también tu piel, así estés lejos
los roces de
tu epidermis, me alcanzan,
tus mil
besos, en mi boca descansan
cuando
enviados son, en lenticos dejos.
Mis sueños,
acompañaran tus sueños,
me entrego a
ti, sin alguna medida,
para un
candor, donde no hay despedida
y calmar con
mi calor, tus desdeños.
Tu voz me llega, como suaves brisas
como del mar
llega, corriente grácil,
el
sentimiento crece así de fácil
como doy,
mil abrazos y sonrisas.
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