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viernes, 29 de noviembre de 2013

El árbol de los problemas


Un día, mi carpintero me invitó a conocer su casa. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando la punta de las ramas con ambas manos.

Cuando abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación: su bronceada cara estaba llena de sonrisas. Abrazó a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa.

Posteriormente, me acompañó hasta el auto. Cuando pasamos cerca del árbol, me dio curiosidad y le pregunté acerca de lo que había visto un rato antes.
  • Oh, ese es mi árbol de los problemas, me contestó.
  • Sé que no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa ni a mi esposa ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego en la mañana, los recojo otra vez.
  • Lo divertido es, dijo sonriendo, que cuando salgo en la mañana a recogerlos ni remotamente hay tantos como recuerdo haber colgado la noche anterior
Todos deberíamos tener un árbol de los problemas y aprender a tomar distancia de ellos. No es una tarea fácil, porque nuestra mente se aferra a los pensamientos de preocupación y no nos deja colgarlos en el árbol. Pero, es posible entrenar a la mente.

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